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Mostrando entradas de febrero, 2021
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Liberación en el muelle de carrizos
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Con el naranja de las hojas, el muelle de carrizos estalló en flamas escarlatas, hay sangre en tus labios y una espada incrustada en el torso. Húān, el general, Húān, tu prometido, arrancó sin finura tu núcleo, sobre la bruma fantasma en el Pacífico sur te soltó al abismo como una piedra. Con las lágrimas al revés, y la alevosía latente en tus ojos te dejaste abrazar por el resentimiento para fenecer en esa sima. Las olas y truenos permanecieron en brama durante tres ciclos al sol, sobre la costa afloró el samsara y las cenizas del refugio retornaron al principio de la ausencia. El reino mortal es tan ausente en estos túmulos funerarios de profundo añil, donde las umbrías son el soberano y tú, su huésped predilecta. Duermes porque aún observando en los bordes, los eventos de gaia parecen un reflejo enrevesado y fugitivo a tus pies encadenados en este despeñadero. Duermes porque eres un cascarón humano
La calamidad floral
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¡Escuchad el rwa-dun! Dianthe viste en grana y oro para la procesión al palacio, una romería arribó a la entronización de la heredera de las amazonas. ¡Salve a su majestad! Los vítores y bendiciones se elevaron al cosmos, entre el frenesí del alcohol y la danza, el reino floreció. ¡Era un buen sueño en la rivera! Pero la ambición del califa Anraí se anunció como un huracán, el otoño golpeaba las linternas y la guerra cabalgaba desbocada en el territorio. ¡La conquista irrumpió en la rosa de los vientos! Celebraba sus proezas en el continente masacrando a toda mujer que rechazara su lecho, esa Flor divina en el lago sería suya aunque tuviese que arrancarla. ¡Los tambores del califa han llegado! Al paso de los soles, con el fuego perfumando las provincias, las féminas preferían el jauhar a ver su honor consumido por los invasores. ¡Dianthe enfureció! Como los volcanes al despertar, veintiún mil amazonas descendier